Escalofrío en la noche

Base de Conocimiento | Obra

Filme estadounidense de crimen y suspense dirigido por Clint Eastwood en 1971, quien se estrenaba como director (con gran éxito comercial a pesar de tener una producción sencilla) a la vez que protagonizaba la cinta junto con Jessica Walter. Podría considerarse precursora de otras tipo Atracción Fatal y similares, con la temática de los psicoasesinos con motivación afectivosexual.

Eastwood se luce encarnando a un guapo, famoso y mujeriego DJ californiano que, justo cuando piensa en retomar una relación estable con la que había sido su novia, se acuesta con una desconocida que resulta ser una mujer completamente obsesionada por él. El jazz, las inmediaciones de San Francisco, la ropa estilosa y los romances fugaces con mujeres parecen tener algo de autobiográfico.

El protagonista llega a admitir que su empeño en tener sexo con muchas mujeres proviene de un cierto «complejo» pero que lo está superando y quiere volver con su antigua novia que ha vuelto a vivir en la región. Sin embargo lo que parecía una última relación esporádica le va complicando la vida más y más, pues esta chica entra en su vida y con astucia y una actitud cada vez más desquiciada (in crescendo) entra en su casa, le complica sus compromisos incluso laborales, le hace chantaje emocional, etc.

Me llama la atención el nítido contraste «racial» (el DJ y su novia son de clara etnia caucásica, ojos claros, etc. mientras que bastantes personajes -muchos del mundo del jazz- son afroamericanos, y no aparecen mestizos o latinos) y el posible mensaje a favor de la monogamia que encontramos, haciendo alguna escena muy romántica en la que el DJ y su novia parecen ser Adán y Eva en el Paraíso. En el guión resulta chocante que el protagonista no aproveche el primer crimen grave de la fanática (acuchillar a la señora de la limpieza) para entregarla a la policía, porque el chantaje emocional con las autolesiones es más comprensible… a veces se pasa de inexpresivo. La obsesión de ella es más expresiva y está muy bien interpretada. La secuencia del festival de música podría parecer algo sobrante y de hecho tampoco parece muy acertado dejar ese tipo de música hasta en las escenas más «aterradoras» de la película… donde sería más habitual recurrir al efectismo (de hecho sí se hacen zooms descarados a la asesina cuando hacen falta).

Conscientemente o no, puede que el director exponga sus miedos ante los riesgos que conlleva una vida disoluta. O simplemente los utilice para jugar con esas emociones en el espectador, absteniéndose de hacer un juicio moral de los personajes… especialmente de la muchacha de mente «brumosa» y confundida por amor.


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